domingo, 6 de septiembre de 2009

Zsa Zsa

Mis padres no nos dejaban tener animales en casa, así que mi hermana fue a la tienda invisible que estaba detrás del sofá y se compró un gato imaginario. Lo llamaba Zsa Zsa. Yo siempre le decía que ese era un nombre de gata, que si su gato hubiera sido por ejemplo una gata blanca, si podría haberse llamado Zsa Zsa. Pero ella insistía, no, Zsa Zsa es gato, es que no lo ves?, un gato enorme, de tres colores, con una mancha negra en forma de trébol en el lomo, cerca del rabo. Mi hermana iba a todas partes con Zsa Zsa, incluso dejaba abierta la puerta del cuarto de baño para que él la viera, cuando se sentaba a leer un tebeo en la taza del water. Zsa Zsa lo debió de pasar mal cuando ella enfermó y tuvieron que llevarla al hospital. Durante esos días lo estuve buscando por los armarios, en los cajones de la mesilla, dentro del bidet. Pero Zsa Zsa no aparecía, aunque a mi hermana le dije que claro que estaba cuidando de él, y que le ponía leche en su platito todas las noches.

Mi hermana no volvió del hospital y la mañana de su entierro, cuando regresé a casa con mis padres y me encerré en mi cuarto, descubrí que todo lo que ella me dijo era verdad. Zsa Zsa estaba esperándome allí, mirándome con curiosidad, tumbado sobre la colcha. Era un gato enorme, de pelo naranja, negro y blanco, con un trébol de cuatro hojas muy bonito pintado en el lomo. Y le quedaba muy bien el nombre de Zsa Zsa.

Patricia

1 comentario: